Cómo respondieron los pentecostales a la pandemia de «influenza española» de 1918

Lecciones de la historia de las Asambleas de Dios

Artículo de DANIEL D. ISGRIGGEL, publicado en Influence Magazine - traducido por Diarios de Avivamientos

«El mundo entero está sintiendo los efectos de la pandemia de COVID-19. Parece que todas las instituciones de nuestra sociedad están cerrando para proteger a las personas de la propagación de este virus. Muchos han comentado la respuesta de la Iglesia a esta crisis desde diferentes ángulos. ¿Cómo deben manejar esta crisis las personas de fe y que creen en la sanidad divina? ¿Deberíamos cerrar las iglesias? ¿Deberíamos detener el ministerio en medio de una pandemia?

Como historiador, lo que es interesante para mí sobre la pandemia actual es que se está produciendo un poco más de un siglo después de la devastadora pandemia de influenza de 1918 , la llamada «gripe española». De 1918 a 1919, se estima que 500 millones de personas en todo el mundo contrajeron lo que ahora conocemos como el virus H1N1, y 50 millones murieron como resultado; 675,000 solo en los Estados Unidos. Sabiendo que esta pandemia ocurrió en los primeros días de la historia pentecostal, decidí investigar cómo respondieron los creyentes llenos del Espíritu en las Asambleas de Dios (AD). Resulta que tenían mucho que decir.

A partir de 1918, las noticias de la «Influenza española» llenaron las páginas de The Christian Evangel, el documento oficial de las AD, más tarde conocido como el Pentecostal Evangel . En Springfield, Missouri, donde la AD se mudó recientemente, se produjo un gran brote. El periódico registraba que todas las iglesias de las AD estaban cerradas.

Aquí en Springfield, todas las iglesias, las misiones, etc., incluidas las Asambleas de Dios, están cerradas por el azote de la gripe española que hace estragos en la ciudad. El camino al corazón de nuestro amado Padre, y el camino a su oído, todavía están abiertos; y nos parece una espléndida oportunidad para dedicar tiempo adicional a la oración por nuestros misioneros, y por los soldados, y por la lluvia en todo el mundo, en esta época de la Lluvia Tardía. Donde las Asambleas están cerradas, dejemos que los santos dediquen el tiempo, que dedicarían a reunirse, a la Palabra y a la oración. Aquel cuyos oídos están siempre abiertos a las oraciones del lugar secreto, pronto traerá la recompensa completa.

Las iglesias y los ministros cumplieron con los mandatos del Departamento de Salud, de cerrar sus reuniones y poner en cuarentena a los enfermos. Reconocieron que necesitaban proteger a las personas en las ciudades en las que vivían. En varias ocasiones, los ministros cancelaron las reuniones de avivamiento porque la influenza se estaba extendiendo por toda la ciudad. Algunos vieron la epidemia como resistencia a la gran obra que Dios estaba haciendo. Aun así, vieron la dolorosa realidad de la mortalidad humana como un mayor impulso para alcanzar a los perdidos.

 

Los miembros dispersos regresaban y nuestras reuniones se llenaban una vez más, cuando la orden de cierre fue emitida por el Departamento de Salud a causa de la Influenza Española. Así que no hemos celebrado ninguna reunión durante el último mes, pero nuestro tiempo se ha dedicado más que nunca a visitar a los cristianos y a los que buscan la salvación, así como a orar con los enfermos. Es una bendición ver cómo Dios responde a la oración despertando y salvando a los parientes, amigos y vecinos de aquellos por quienes su Espíritu ha guiado a orar. Sólo una nos ha sido arrebatada por la muerte: una chica con tendencia a la tuberculosis, que falleció de forma muy repentina cuando fue atacada por la gripe. Sus últimas palabras fueron: «La sangre de Jesús me cubre», y nos alegramos de saber que está a salvo con Él, lavada en esa preciosa sangre. La dejamos descansar ayer «con la esperanza segura y certera de una gloriosa resurrección» – ¡Aleluya! Muchos otros han estado y están enfermos, pero nuestro Gran Médico los está sanando a todos en respuesta a la oración.  [Alice Luce «Obra mexicana en California«, Christian Evangel (14 de diciembre de 1918), pág. 14)]

The Christian Evangel publicó muchos de esos relatos de ministros. Sin embargo, también incluyó una lista de solicitudes de oración en la última página del documento, muchas de las cuales eran personas que pedían oración por ellos mismos o por sus hijos debido a la gripe. Lamentablemente, podemos suponer que muchas de esas personas murieron.

Sin embargo, el periódico también publicó historias del triunfo de los santos pentecostales que lo lograron. Un testimonio particularmente importante fue el de la esposa de E. N. Bell, quien contrajo el virus de la influenza pero fue sanada. Ella testificó: «El Espíritu mismo intercedió por mí», y lo hizo.

En otra ocasión, Robert Craig, un notable líder pentecostal pionero de San Francisco, compartió este testimonio de que aunque muchos murieron en la ciudad, ninguno en su misión murió de influenza.

 

Mi esposa y yo, junto con muchos de los nuestros, tuvimos la gripe española, pero el Señor nos ha liberado a todos, sin que ninguno haya muerto. Más de 2000 perecieron sólo en esta ciudad. Dios está trabajando con gracia en ambas misiones ahora. Sentimos de alguna manera que estamos en la última vuelta de la carrera, y nos estamos esforzando por terminar el trabajo que Dios nos ha encomendado. Ora por nosotros para que podamos tener la mirada puesta arriba. -R J. Craig [Christian Evangel (28 de diciembre de 1918), pág. 1)]

Algunas de las áreas más afectadas por la pandemia fueron fuera de los Estados Unidos, particularmente la India. Los relatos de la trágica pérdida de vidas allí llenaron el periódico, una persona podía morir en tan solo tres días. Lamentablemente, muchos misioneros también murieron a causa de la pandemia. Una en particular, Nellie Andrews Norton, murió a causa de su ministerio con personas infectadas con el virus H1N1. El homenaje a Norton publicado en The Christian Evangel dice: «Cuando la gripe llegó en medio nuestro, el mes pasado, ella no se escatimó, sino que trabajó día y noche cuidando a los enfermos hasta que ella misma contrajo la enfermedad». Pero testimonios como estos siempre reconocieron que para el creyente, la muerte era un «impulso» hacia cielo al sacrificar su vida aquí en la tierra.

Lecciones de la historia

A medida que los creyentes empoderados por el Espíritu consideran cómo responder a la crisis actual, hay dos cosas que destacar de este ejemplo histórico:

Primero, los pentecostales pioneros sufrieron la peor pandemia de gripe hasta ese momento de la historia. Aunque creían en la sanidad divina, no afirmaban que su fe en Dios los haría inmunes a la enfermedad. Muchos contrajeron la gripe; algunos murieron. Sin embargo, los primeros pentecostales continuaron proclamando que Dios era sanador, y muchos fueron preservados a través de la gripe o curados de ella. En cualquier caso, testificaron que su fe en Dios y la oración los ayudaron a superar la crisis.

Segundo, la adoración y el ministerio de los primeros pentecostales fueron interrumpidos por la crisis. Las misiones estaban cerradas. Las reuniones de avivamientos fueron canceladas. Incluso la publicación de The Christian Evangel se retrasó. Sin embargo, los primeros pentecostales siguieron las pautas de la ciudad, o del departamento de salud, y cerraron sus iglesias y misiones cuando se les indicó. No fueron descuidados con la vida de las personas durante la pandemia. Estaban dispuestos a quedarse en casa y orar, sabiendo que eso era muy valioso en la crisis.

No sé cuánto tiempo estarán cerradas las iglesias, o las personas sufrirán durante la pandemia de coronavirus. Sin embargo, sé que las personas de fe han perseverado en el pasado y lo han logrado. Nuestras comunidades pueden experimentar pérdidas trágicas, pero también podemos escuchar testimonios dramáticos de sanidad divina. Necesitamos orar el uno por el otro. Necesitamos animarnos unos a otros. Necesitamos cuidarnos unos a otros, especialmente a los más vulnerables. Pero, sobre todo, nuestras iglesias deben seguir el ejemplo de quienes nos precedieron, para mantenerse a salvo personalmente y obedecer las pautas que mantienen a otros a salvo. Si podemos hacer esto, lo lograremos.

Artículo de DANIEL D. ISGRIGGEL, publicado en Influence Magazine – Traducido por Diarios de Avivamientos – 2020

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Elección Condicional: ANÁLISIS DE PASAJES DIFÍCILES DE LAS ESCRITURAS – 1ª Parte

Eleccion Condicional - Arminio y Arminianismo

Algunos pasajes difíciles de la Biblia son reclamados por los teólogos deterministas para probar las doctrinas de la elección y reprobación incondicional. Entre estos, algunos se destacan como Marcos 4:10-12; Mateo 11:20-24; Juan 10:26; Hechos 13:48; Romanos 9:14-24; Efesios 1:11.

El primer pasaje es Marcos 4:10-12:

Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola. Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.

Una lectura superficial parece conducir a la idea de que Jesús hablaba por parábolas para que los réprobos no comprendieran el mensaje de salvación, y se perdieran eternamente por no formar parte de los elegidos. Pero es imposible comprender este pasaje, sin entender el contexto de donde ella es tomada, a saber, Isaías 6:9-10.

Isaías 6:9-10 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

Shank observa que

Judá, que no sacó ninguna lección del ejemplo de la decadencia espiritual de Israel y del consiguiente juicio de Dios por las manos de los asirios, bien merecía la censura divina denunciada en Isaías 6:9, 10, y el juicio declarado en los versículos 11 y 12. La censura suena tan final e irremediable; pero debe ser observado que Isaías, comisionado a declarar tal solemne censura y anunciar el juicio inminente, fue también llamado por Dios para declarar algunos de los llamados más compasivos al arrepentimiento, y las más graciosas promesas de perdón y restauración encontradas en todas las Sagradas Escrituras, estando entre tales súplicas 1:16-19: «Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho«.  Véase también 43:25,26; 44:22 y 55:6,7. El significado de la censura nacional solemne registrada en Isaías 6:9,10 debe ser entendido a la luz de los muchos llamamientos y promesas graciosas de Dios, también declarados por su siervo Isaías. [SHANK, Robert. Elegidos en el Hijo: un estudio sobre la doctrina da elección. São Paulo: Reflexão, 2015].

Él prosigue demostrando el vínculo entre Isaías 6:9-10 y Jeremías 5:21 “Escucha esto, pueblo necio e insensato, que tiene ojos pero no ve, que tiene oídos pero no oye” (NVI); y Jeremías 6:10 “¿A quién le hablaré? ¿A quién le advertiré? ¿Quién podrá escucharme? Tienen tapados los oídos y no pueden comprender. La palabra del SEÑOR los ofende; detestan escucharla” (NVI). En el texto del profeta Jeremías “la ceguera, la sordera, y el endurecimiento de corazón de Judá son atribuidos, no a cualquier interdicción divina arbitraria, sino a la voluntad humana, y el llamado gracioso de Dios a Judá presupone el hecho de la agencia moral del hombre”. [Ibíd., p. 174]. Shank cita los siguientes pasajes para demostrar que, incluso en Su ira, Dios permanecía dispuesto a usar de misericordia con Judá, pero eso dependía del pueblo: 16-19 “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. Por tanto, oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá. Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley”; Véase también:

Jeremías 5:22-25 ¿A mí no me temeréis? dice Jehová. ¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena por término al mar, por ordenación eterna la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán. No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron. Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega. Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.

Jeremías 6:8 Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada.

Jeremías 7:3,5, 7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. […] Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo […] os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.

En otro pasaje, en el evangelio de Juan, el texto de Isaías 6:9-10 también es citado:

Juan 12:37-40 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.

La conjunción hina («para») puede tener el sentido de resultado, y no necesariamente el sentido de propósito. En ese caso, se debería entender que la incredulidad del pueblo resultó en el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento, y no que ella ocurrió para que la profecía del Antiguo Testamento pudiera ser cumplida. Carson rechaza esta posibilidad aquí [Él argumenta que el contenido del v. 39 no permite atenuar la conjunción del v. 38. Carson parece desconsiderar el hebraísmo detrás del pasaje], pero Bruce no: “Tal vez no debamos forzar la conjunción hina a punto de conferirle todo su sentido clásico de propósito (para que se cumpliera la profecía de Isaías); el sentido aquí puede ser que su incredulidad cumplió lo que el profeta dijo». [BRUCE, F. F. João: introdução e comentário. São Paulo: Vida Nova, 1987].

Un poco más adelante Bruce retoma el pasaje original de Isaías para asociarlo al cuarto evangelio:

Cuando Isaías recibió la misión de profeta, fue advertido de antemano de que las personas a las que él era enviado no le darían atención -exactamente todas sus palabras serían contraproducentes y harían que ellos cerraran sus oídos con aún mayor determinación. Este sería el resultado de su ministerio, pero no era su propósito (el propósito era “que se convirtiesen y fuesen sanados”); sin embargo, la comisión es expresada como si Dios realmente lo estuviera enviando para que sus oyentes no le oyeran. Esta manera hebrea de expresar el resultado como si fuera propósito influenció el lenguaje de Juan -tanto en la frase inicial en el versículo 38, “para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías”, como en las palabras “por esto no podían creer” del verso 39. Ninguno de ellos fue incapacitado de creer por el destino; más adelante (en el versículo 42), queda claro que en verdad algunos creyeron “Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él”. Pero la predicción del AT necesitaba cumplirse, y se cumplió en aquellos que, de hecho, no creyeron.” [Ibíd., p. 234].

El testimonio de Berkouwer suena como una advertencia a sus compañeros calvinistas: “Es casi incomprensible que Isaías 6:9,10 haya sido mencionado como ‘prueba’ para el endurecimiento de los réprobos desde la eternidad”. [BERKOUWER citado por SHANK, Eleitos no Filho: um estudo sobre a doutrina da eleição, 2015, p. 179]

Es interesante que pocos versículos antes de Juan 12: 37-40, Jesús afirmó: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (v 32), refiriéndose claramente a la gracia universal de Dios expresada en la crucifixión de Jesucristo en favor de toda a la humanidad. Si el evangelista, al citar a Isaías, pretendiera afirmar que la proclamación de la verdad salvadora tenía como objetivo aumentar la condena de los réprobos, él estaría en flagrante contradicción con lo que Jesús dijo sobre el deseo salvífico universal de Dios en el verso 32.

Volviendo a Marcos 4, tal vez sea útil analizar el pasaje paralelo (Mateo 13:10-15). Los discípulos le preguntaron a Jesús su motivo de hablar por parábolas. En la respuesta, Jesús cita a Isaías 6:9-10. Conviene observar que Jesús fue a predicar en Galilea tras la detención de Juan Bautista (Marcos 1:14-15), y allí realizó muchos milagros (Mateo 11:2-5). A pesar de eso, su mensaje fue rechazado por muchos (Mateo 11:16-19), motivando a Jesús a condenar a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido” (Mateo 11:20-24). Incluso a este pueblo obstinado, Jesús ofrece su gracia sin ninguna restricción (Mateo 11:28-30 «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”). Sin embargo, la dureza de corazón del pueblo trae consecuencias. Jesús dijo en el pasaje en cuestión: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (Mateo 13:12). Este es el motivo por el cual Jesús hablaba por parábolas: los que tenían oídos listos para oír, recibirían acrecentando; los que no tenían, hasta la poca disposición que tenían les sería retirada. Shank dice

La aceptación de la verdad sagrada tal cual ella es ofrecida, es un prerrequisito indispensable para entender una verdad adicional. La multitud en Cafarnaum había rechazado la predicación de Jesús, y así ellos se volvieron incapaces de entender sus parábolas del Reino. Todos estos ‘misterios del Reino de los cielos’ permanecerían enigmáticos e ininteligibles a ellos mientras ellos continuasen rechazando el Evangelio proclamado por Cristo.    [SHANK, ibíd., p. 176].

La parábola sirve, entonces, al propósito de revelar y ocultar. Zuck capta bien eso:

Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús por qué les hablaba a las personas por medio de parábolas (Mateo 13:10, Marcos 4:10), él dijo que tenía dos finalidades. Una era revelar verdades a sus seguidores, y la otra, ocultar la verdad ‘a los de afuera’ (Marcos 4:11). Aunque tal vez parezcan objetivos contradictorios, la respuesta a ese dilema debe residir en el carácter de los oyentes. Como los doctores de la ley (3:22) ya habían expresado su incredulidad y rechazado a Jesús, ellos revelaron el endurecimiento de sus corazones. Así, no podían comprender el significado de las parábolas del Señor. Cegados por la incredulidad, lo rechazaron; entonces, cuando él hablaba por parábolas, los escribas generalmente no captaban el sentido. Por otro lado, los seguidores del Señor, que estaban abiertos para él y para sus verdades, las comprendían. [ZUCK, Roy. A interpretação bíblica: meios de descobrir a verdade da Bíblia, p. 229-230].

Pablo, años después, va a escribir que la entrega divina del hombre al pecado no sucede sin que antes el propio pecador decida rechazar la verdad, Romanos 1:18-32: “[…] porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó […] Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido […] Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia […] Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas […] Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada […] quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.”

El segundo pasaje difícil, que analizaremos en este capítulo es Mateo 11:20-24. En él, Jesús condena las ciudades de Corazín, Betsaida y Cafarnaum:

Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras. Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.

Ferreira y Myatt hacen objeción a la elección condicional basada en la presciencia divina, con el siguiente argumento:

Notamos la declaración de Jesús, de que si hubieran sido lechos los milagros en Sodoma y Tiro que fueron hechos en Cafarnaúm y Betsaida, el pueblo de aquellas ciudades se habría arrepentido. Evidentemente, Dios, por su presciencia y conocimiento de todo, sabía que esas personas recibirían la salvación si les hubiera sido ofrecida (Mt. 11:20-24). Pero ¿por qué, entonces, la salvación no les fue ofrecida? ¿Por qué Dios no envió a nadie para predicar y hacer los milagros necesarios para conseguir la salvación de este pueblo, si es verdad que Dios da tal oportunidad a todos los que Él sabe que lo recibirían? Parece que este ejemplo no encaja con la interpretación arminiana de la elección. [FERREIRA, Franklin; MYATT, Alan. Teologia Sistemática: uma análise histórica, bíblica e apologética para o contexto atual. São Paulo: Vida Nova, 2007, p. 751].

Pero solo en apariencia, pues la argumentación falla cuando pregunta por qué Dios no ofreció salvación a aquel pueblo. Falla al suponer que Dios no envió a nadie para predicar y hacer milagros allí. ¡Los evangelios testimonian que Dios envió a su propio Hijo! Fue en las regiones de Tiro y Sidón que Jesús curó a la hija de una mujer cananea (Mateo 15:21-28) “Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón…” No cabe duda de que las personas de estas regiones creyeron en Jesús a causa de sus milagros. Marcos dice:

Jesús se retiró al lago con sus discípulos, y mucha gente de Galilea lo siguió. Cuando se enteraron de todo lo que hacía, acudieron también a él muchos de Judea y Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de las regiones de Tiro y Sidón. [Marcos 3:7-8 NVI]

Lucas dice que sus discípulos y una gran multitud “de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades” (Lucas 6.17-19); Pablo, también, cuando llega a Tiro, encuentra allí discípulos de Jesús, con quienes permaneció siete días “Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí. Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén. Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos” (Hechos 21:3-5).

Se concluye que la salvación fue ofrecida a aquel pueblo, milagros fueron operados allí, y los pecadores se convirtieron. ¿Quién puede garantizar que Jesús no fue a esas ciudades justamente porque Dios, en su presciencia, sabía que muchos allí se convertirían a través de sus enseñanzas y milagros?

Lo que Jesús dijo cuando pronunció su condena sobre Corazín y Betsaida, es que en muchas ocasiones el pueblo de Israel era más incrédulo que los gentiles. Para ello, compara dos ciudades de Galilea (Corazín y Betsaida) con dos ciudades fenicias (Tiro y Sidón). Esto queda claro en el episodio de la curación de la hija de la mujer cananea, cuando Jesús la alaba: “¡Oh mujer, grande es tu fe!” (Mateo 15:28). Aquí, Jesús encuentra un ejemplo que ilustra lo que él habló al condenar las ciudades de Galilea: una extranjera más creyente que muchos moradores de Corazín y Betsaida. De la misma forma, Jesús compara a Cafarnaúm -perteneciente al territorio de Israel- con Sodoma, que fue destruida por su impiedad.

La objeción calvinista que pregunta: «¿Por qué Dios no envió a nadie para predicar y hacer los milagros necesarios para conseguir la salvación de este pueblo, si es verdad que Dios da tal oportunidad a todos los que Él sabe que lo recibirían?» Demuestra un grave desconocimiento de los hechos bíblicos, pues Jesús mismo les predicó y multitudes de ellos creyeron; y hasta el mismo apóstol Pablo lo confirma pues cuando llegó allí había una colonia de discípulos.

Traducción de la primera parte del Capítulo 6 del libro Elección Condicional – Como este libro no se encuentra en español ha sido traducido por Gabriel Edgardo LLugdar – Diarios de Avivamientos.

 

 

Depravación Total y Gracia Resistible

Gracia irresistible

El hombre está en un estado de pecado, incapaz por sí mismo de hacer cualquier cosa verdaderamente buena, mas necesita ser nacido de nuevo.  Artículo 3º
El hombre no puede sin la gracia de Dios realizar cualquier buena obra o acción, pero esta gracia puede ser resistida.  Artículo 4º

Introducción

En este capítulo 7 presentaremos los artículos tercer y cuarto de la Remonstrancia [Arminianismo].
Discutiremos las doctrinas de la depravación total y la gracia resistible. Este último es motivo de gran controversia teológica entre arminianos clásicos y calvinistas.

1. Tercer artículo: El hombre es tan depravado que la gracia divina es necesaria tanto para la fe como para las buenas obras.

A diferencia del pensamiento común entre los calvinistas, Arminio y los primeros remonstrantes no negaron la depravación total. La humanidad está bajo la tutela del pecado. Todos nacen “hijos de la ira”. La antropología de Arminio y su inmediato seguidor, Episcopio, es pesimista, hecho debidamente demostrado en capítulos anteriores. Sólo por la gracia preveniente el hombre está capacitado para creer en el mensaje del Evangelio, y hacer cualquier cosa buena. Los remonstrantes dijeron que “el ser humano […] en el estado de apostasía y pecado, no puede por sí mismo pensar, desear o hacer cualquier cosa que sea verdaderamente buena”. Arminio escribió:

[…] Pero en su estado caído y pecaminoso, el hombre no es capaz, de y por sí mismo, pensar, desear, o hacer aquello que es realmente bueno; mas es necesario que él sea regenerado y renovado en su intelecto, afectos o voluntad, y en todos sus poderes, por Dios en Cristo a través del Espíritu Santo; para que pueda ser capacitado correctamente para entender, evaluar, considerar, desear, y ejecutar lo que sea verdaderamente bueno. Cuando él es hecho participante de esta regeneración o renovación, considero que puesto que él está liberado del pecado, es capaz de pensar, desear y hacer lo que es bueno, pero no sin la ayuda continúa de la Gracia Divina.    [ARMINIUS, vol. 1. p. 174]

Arminio trata de la Caída juntamente con sus consecuencias, en un tono de seriedad. Su confesión niega cualquier antropología elevada. Para él el hombre está caído, desamparado espiritualmente y en estado de esclavitud de la voluntad. No hay ninguna habilidad humana natural dando al hombre condiciones para iniciar su salvación. En otro momento Arminio afirmó: “(El hombre) no va a hacer ningún bien, ni resistir a cualquier tentación del mal, sin la gracia.” Simón Episcopio escribió:

El hombre […] viviendo en estado de pecado él no puede pensar, mucho menos desear o hacer cualquier cosa buena, que sea de hecho, moderadamente buena de, o a partir de sí […] [Citado en OLSON, 2013, p. 189].

En el rol de los remonstrantes, debemos observar una vez más, una excepción en cuanto a Philip Limborch, que abandonó, como expusimos en el capítulo cuatro, la teología de Arminio defendiendo una “miseria universal” en detrimento de una “depravación total”. Para Limborch, los hombres nacen sin heredar una naturaleza, corrupta y se corrompen posteriormente debido a la influencia del medio familiar o social, exactamente como enseñaba Pelagio. Según Olson, Limborch no merece ser llamado arminiano.
Arminio y los remonstrantes creían que los hombres nacen, espiritual y moralmente, en estado de total depravación, y por lo tanto son incapaces de realizar cualquier bien delante de Dios sin el amparo de su gracia preveniente. Tal incapacidad es física, intelectual y volitiva. Todo aspecto de la naturaleza y la personalidad humana se ven afectados. No hay ningún bien espiritual que el ser humano pueda hacer aparte de la gracia divina. Solamente por la gracia los efectos del pecado original pueden ser superados y el ser humano, finalmente, podrá cumplir los mandamientos espirituales de Dios. La depravación total es extensiva, alcanzando, incluso, el libre albedrío. La voluntad humana se tornó esclava del pecado.

La creencia en la depravación total, según fue entendida por Arminio y los remonstrantes, fue defendida por teólogos arminianos posteriores como Orton H. Wiley (1877-1961). En su comentario de la Carta a los Hebreos, escribió:

La voluntad del hombre se tornó perversa, el intelecto de él se oscureció, y los afectos quedaron alienados; y, en virtud del miedo a la muerte, toda su vida quedó sujeta a servidumbre.

Todo arminiano clásico defiende la doctrina de la depravación total. Creemos que los humanos son totalmente incapaces de hacer cualquier bien espiritual aparte de la gracia divina, pues como Agustín se veía a sí mismo, y como Dios le mostraba a él mismo, así vemos a la humanidad caída. En las Confesiones, Capítulo VII, Agustín se describe: “Tú me colocabas delante de mi propio rostro para que viese como estaba indigno, deforme, sórdido, manchado y ulceroso.”
Es importante explicar que la depravación total no es intensiva, pero extensiva. Por depravación total intensiva se entiende la destrucción integral de la naturaleza humana y de sus potencialidades esenciales. Es decir, en estado de depravación total intensiva el pecador es tan pecador cuanto es posible y se involucra en todas las formas posibles de pecado. Millard J. Erickson niega ese cuadro diciendo:

No queremos decir, con depravación total, que la persona no regenerada sea totalmente insensible en cuestiones de conciencia, de lo correcto e incorrecto […] la depravación total implica que incluso el altruismo de la persona no regenerada siempre contiene un elemento de motivación inapropiada. [ERICKSON, 1997, p. 263].

Norman Geisler concuerda:

A pesar de que esa depravación no significa que todos los seres humanos sean potencial y extremadamente malos, significa que no son tan buenos como necesitarían ser […] la gracia, y sólo la gracia, puede superar los efectos graves y devastadores del pecado.

Para ambos, la depravación total es extensiva, es decir, se extiende “a todas las dimensiones de nuestro ser”. Ella afecta la plenitud del ser del hombre. Como dijo Arminio: “[…] Confieso que la mente (animalis) de un hombre carnal y natural es obscura y sombría, que sus afectos son corruptos y excesivos, que su voluntad es obstinada y desobediente, y que el hombre está muerto en pecados”.
En el cuadro siguiente dimensionamos esa extensión con las debidas referencias bíblicas:

Depravación Total Extensiva

-Áreas                                     -Referencias

  • El Cuerpo humano                                                   -Romanos 6:6,12 – Romanos 7:24
  • La Razón humana                                                    -Romanos 1:21; 2ª – Corintios 3:14-15
  • Las Emociones humanas                                        -Gálatas 5:24 – 2ª Timoteo 3:2-4
  • La Voluntad humana                                               -Romanos 6:17

2. Breve fundamentación bíblica de este artículo de fe.

El hombre fue creado “a imagen de Dios” (Gen. 1:17) y “Dios hizo al hombre recto” (Ecl. 7:29), dicen las Escrituras. Pero el hombre cayó (Gen 3). Admitir la Caída, conforme es presentada en la Biblia, hace de quien en ella cree un cristiano. Negarla confirma al incrédulo como un pagano. El pecado de Adán afectó a toda la humanidad (Romanos 5:12-21, 1ª Corintios 15:21-22). Desde la caída adámica, la humanidad pasó al estado de depravación total. El pecado, con su sombra, cubrió toda la existencia humana y los dramas de la vida lo muestran.
En Adán cada ser humano estaba presente de forma potencial, por eso, cuando él escogió el mal, sus descendientes heredaron el estigma del pecado. Las siguientes referencias son claras:

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. […] Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. (Romanos 5: 12,19).

Tales Escrituras admiten la participación de la humanidad en el pecado original. Debemos subrayar la no exclusión de la idea del pecado de cada individuo. Por ambas, él será condenado. Russel Norman Champlin presenta la siguiente figura como ilustración: “El pecado de Adán es la raíz; los pecados de la humanidad son las ramas; y los pecados individuales son los frutos”. [CHAMPLIN, R. N. Enciclopedia de la Biblia, Teología y Filosofía].
El arminiano John Wesley empleaba algunas expresiones fortísimas para describir ese estado de depravación. Son ellas: 1 – ‘muerto en transgresiones y pecado’; 2 – ‘impiedad e injusticia’; 3 – ‘irremediablemente perverso’; 4 – ‘sólo mal continuamente’; y 5 – ‘totalmente depravado y corrompido’. [COLLINS, 2010, p. 98].

Es así como la Biblia describe el estado de la humanidad decaída bajo los efectos devastadores del pecado original: ‘impíos’ (Romanos 5.6), ‘hijos de la desobediencia’ (Colosenses 3.6), ‘hijos de la ira’ (Efesios 2.3), ‘esclavos del pecado’ (Romanos 6.20), ‘abominable y corrupto’ (Job 15.16), ‘insensatos, desobedientes, extraviados’ (Tito 3.3). Arminio comenta:

Cualquiera que hubiera sido el castigo dado a nuestros primeros padres, habría sido transmitido de la misma manera y así mismo continuado a toda su posteridad: De modo que todos los hombres son por naturaleza hijos de la ira (Efesios 2.3), detestables para condenación, y para la muerte temporal así como eterna. [ARMINIUS, Vol. 1, p. 356]

Este estado decaído e irremediable, claro está, aparte de la gracia preveniente, dejó a la humanidad y a cada individuo en particular muertos: “la muerte pasó a todos los hombres” (Romanos 5:12). Esta muerte es tanto física (Romanos 5:14) como espiritual (Romanos 5:17-18, 21). Otros estragos son los siguientes: la imago Dei en el hombre fue dañada. Eso no quiere decir que fue destruida. Richard J. Sturz (1924-2009) recuerda esto argumentando que “la imago Dei se tornó la base de la ley de ‘vida por vida’; la mente humana quedó corrompida y obscurecida». Ver Romanos 1:28, 2ª Corintios 4:4, la voluntad humana fue infectada (Romanos 3:11, 9:16).

La universalidad del pecado adámico y su relación con la raza humana es una doctrina base de la fe cristiana ortodoxa. Adán pecó y sus descendientes, el resultante del pecado adámico es el “pecado original”, la “corrupción heredada”, la “contaminación original”, como quieran designarla, y sólo eso explica satisfactoriamente el estado en el que se encuentra el mundo, y explica con propiedad porqué el hombre es responsable de sus actos.
Algunas consecuencias de la depravación total del hombre en relación a Dios pueden ser así esbozadas:

Por su rebeldía, el hombre se aleja de Dios: Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Romanos 3:12);
Por eso recibe el salario del pecado, a saber, la muerte: Porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23);
El hombre no puede agradar a Dios: y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos 8:8);
Él está en estado de enemistad con Dios: Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden (Romanos 8: 7).

Niegan el concepto de depravación total conforme tratado aquí, los teólogos liberales, científicos sociales, racionalistas, entre otros. En el capítulo primero hicimos mención al concepto del ‘buen salvaje’ presentado por el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau. Él dijo que el hombre nace bueno y libre, pero su maldad y deterioro es fruto de la influencia de la sociedad (o cultura). Y es por contaminación social que el hombre se degenera, dicen. Este argumento de la teoría ambiental, sociológica, también fue utilizado por el filósofo alemán Karl Marx (1818-1883). Posicionamiento semejante, partiendo de la teología, tuvo Albrecht Ritschl (1822-1889) afirmando ser el hombre degenerado debido a la transmisión comunal, al ambiente social. Nada de eso suplanta la explicación de la depravación total como respuesta para la tendencia a la maldad humana, y la propia maldad humana. Todo esto no pasa de la tentativa de liberar al hombre de la responsabilidad por sus propios actos. El arminianismo clásico no admite ninguna exención humana en lo que se refiere a la culpa adámica y a los pecados de los hombres. Para el arminianismo clásico, la doctrina de la depravación total es innegociable en cualquier sentido que sea.

3. Artículo Cuarto: Se puede resistir a la gracia divina.

Arminio negó la irresistibilidad de la gracia. Este modus operandi [expresión latina que significa ‘modo de operación’] de la «gracia» no hace justicia a las Escrituras. Una gracia suficiente y universal sigue a la predicación del Evangelio y ella puede ser resistida, o no, dependiendo de la voluntad de cada uno. Esta capacidad de responder a la gracia de Dios aceptándola o rechazándola no había sido perdida con la caída del hombre. En uno de sus escritos Arminio declaró: “Creo, según las Escrituras, que muchas personas resisten al Espíritu Santo y rechazan la gracia que les es ofrecida”. En otra ocasión, él dijo:

¿La gracia de Dios es una cierta fuerza irresistible? Esto es, la controversia no se refiere a aquellas acciones u operaciones que puedan ser atribuidas a la gracia, (pues yo reconozco y enseño muchas de estas acciones u operaciones como cualquiera), pero ella se refiere únicamente al modo de operación, si es irresistible o no. Con respecto a lo cual, creo, de acuerdo con las Escrituras, que muchas personas se resisten al Espíritu Santo y rechazan la gracia que se les ofrece.” [ARMINIUS, vol. 1, p. 175].

Algunos pasajes bíblicos eran citados para sostener esa enseñanza (Mateo 23:37; Lucas 7:30; Hechos 7:51; 2ª Corintios 6: 1; Hebreos 12: 5). Tales referencias prueban que nadie es coaccionado a aceptar la gracia divina, acción operante del Espíritu Santo junto al hombre. De ello, se incurre en error inferir o afirmar que Arminio negaba la salvación sólo por gracia, como hacen algunos de sus críticos.
Los remonstrantes se mantuvieron comprometidos con el legado dejado por Arminio en lo referente a ese punto. La Remonstrancia dice que “el pecador necesita la gracia de Dios, sin la cual nada le es posible; sin embargo, no es irresistible”. Olson transcribe las siguientes palabras de Episcopio: “el hombre, por lo tanto, no posee fe salvífica de, o a partir sí mismo […]”
El espíritu arminiano de la negación de una “gracia irresistible” es presentado por C. S. Lewis (1898-1963):

El “irresistible” y el “incuestionable” son las dos armas que la propia naturaleza de los planes de Dios lo prohíben de usar. Sería inútil para Él… simplemente pasar por encima de la voluntad humana. Él es incapaz de violentar, todo lo que Él puede hacer es persuadir. [GEISLER, Norman. Teología Sistemática. Vol. 2. P. 390]

Dios no arrastra, Él persuade, llama, atrae. La Epístola de Diogneto (joya de la apología cristiana de inicio del segundo siglo) ya demostraba que la creencia corriente era de una acción divina persuasiva y no violenta. Leamos un pasaje de la Epístola:

Dios lo envió, y lo envió como hombre a los hombres; lo envió para salvarnos, para persuadir, y no para violentar, pues en Dios no hay violencia. Lo envió para llamar, y no para castigar; le envió, finalmente, para amar, y no para juzgar.

Dios actúa por la gracia preveniente llamando, convenciendo, iluminando y capacitando. Posteriormente a eso, con el albedrío liberado, el hombre puede resistir a la gracia divina. Sólo así es posible concebir una obra salvífica sin violencia. Por otra parte, la obra del Espíritu nunca está vinculada a actos violentos, por lo que se dice: Zacarías 4:6 “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.”

¿La defensa de la gracia resistible lleva a la conclusión que, optando por aceptarla, se convierte en el factor decisivo en la salvación? Ahora bien, ¿una mera aceptación libre de un regalo hace que deje de ser un regalo? Veamos un símil propuesto por Arminio, citado por Olson [símil: figura de lenguaje que se aproxima a una metáfora. Ella hace vívida la representación de una verdad]:

Un hombre rico entrega limosnas a un mendigo hambriento y miserable, con el que podrá mantenerse a sí mismo y a su familia. ¿Será que esto deja de ser un regalo puro, por el simple hecho del mendigo extender su mano para recibirlas? ¿Podríamos decir con propiedad que ‘las limosnas dependen, en parte, de la liberalidad del Donante y, en parte, de la liberalidad del receptor’, a pesar de no ser posible al segundo la posesión de ella si no fuese por el extender su mano? […] ¡Si estas afirmaciones no pueden ser verdaderamente hechas acerca de un mendigo que recibe limosna, de qué forma se podrían hacer acerca del don de la fe, cuyo recibimiento exige actos mucho más grandes de la Gracia Divina! [ARMINIUS, vol. 1, p. 264].

El encuentro cooperante de la gracia con el libre albedrío, no implica méritos del hombre regenerado. No se trata de una obra meritoria. En otro momento, Arminio exalta una gracia transmisora del bien y del amor a las criaturas sin mérito alguno de parte de éstas. Cualquier reacción de buena voluntad para con Dios es y siempre será obra de la gracia divina. Todo es por la gracia. El arminiano John Wesley descartó el mérito humano en su salvación con bastante claridad:

• La salvación es gratuita;
• No depende de ninguna fuerza o mérito en el hombre, en ningún nivel, ni en todo ni en parte;
• Ella no depende, en ningún sentido, de las buenas obras o de la justicia del receptor, ni de cualquier cosa que él haya hecho, o cualquier cosa que él sea;
• Ella no depende de los esfuerzos;
• Ella no depende de buena índole, deseos buenos, propósitos buenos e intenciones buenas, pues todos estos fluyen de la gracia libre de Dios. [Citado en OLSON, Teología Arminiana: mitos y realidades]

El arminianismo clásico confiesa una teología de la sola gratia (sola gracia) en cualquier circunstancia. En los trabajos de Arminio vemos la gracia divina tratada en altísima estima. Sus sentimientos acerca de la gracia son, entre otros, los siguientes:

• La gracia es una Persona [El Espíritu Santo];
• La salvación es por la gracia y no por las obras;
• La gracia restaura el libre albedrío;
• En todo proceso de redención del hombre, él nada puede hacer sin la gracia de Dios;
• Atribuyo a la gracia el comienzo, la continuación y la consumación de todo bien;
• La gracia comienza la salvación, la perfecciona y la consuma;
• La gracia es absolutamente necesaria para iluminar la mente;
• La gracia infunde buenos pensamientos.

Estas declaraciones se encuentran en Declaration of The Sentiments (Declaración de sentimientos) IV, presentada a las Provincias Unidas en La Haya el 13 de octubre de 1608, y en A Letter Adressed to Hippolytus A. Collibus [Carta escrita a Hippolytus A. Collibus], Articulo V, carta escrita al amigo Hipollytus el 5 de abril de 1608.

El reformador Philip Melanchton afirmaba la gracia resistible. Esto, junto con el hecho de que los padres griegos de los cuatro primeros siglos también creían en la resistiblididad de la gracia, refuerza la defensa de que el arminianismo es una opción evangélica ortodoxa promotora de los símbolos de la fe cristiana, como concluye Olson.

4. Breve fundamentación bíblica de este artículo de fe remonstrante.

Los defensores de la gracia irresistible argumentan que los designios divinos no pueden ser obliterados [anulados, borrados] por las decisiones humanas. En caso de que Dios hubiese planeado un esquema soteriológico para salvar a todos los hombres, tal esquema debería ser cumplido inapelablemente, dicen ellos. Esta conclusión no tiene en cuenta una serie de inconvenientes bíblicos. Vamos a ver.

Hechos 7:51 es una Escritura que comprueba la resistencia al Espíritu: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís (en el griego, antipipto) siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros” ¿Cómo pudieron los interlocutores de Esteban resistir al Espíritu Santo? ¿Cómo ellos fueron capaces de, como dice W. E. Vine, ‘luchar en contra, resistir” al Espíritu? ¿O entonces, como dice James Strong (1822-1894), “oponerse” al Espíritu? Esta no fue la primera vez que esto sucedió, pues Esteban recuerda a su audiencia el mismo comportamiento de sus antepasados frente a los profetas enviados por el Espíritu Santo. Las generaciones anteriores abiertamente se rebelaron, mataron a los profetas por negarse a ver en ellos valor espiritual (v 52). Asumieron una postura de “incircuncisos de corazón y de oídos”. Esteban recuerda las Escrituras como Deuteronomio 10:16 y Jeremías 4:4. La actitud de los antepasados fue de desobediencia deliberada al Señor. Ellos impedían la aproximación del Espíritu junto a sus corazones. Cambiaron la sustancia de las cosas divinas por la adoración a las formas externas. Fue así con ellos como suele ser con nosotros.

E. Trenchard comenta haber sido el comportamiento de los contemporáneos de Esteban más grave que el de los antepasados:

Ellos habían resistido el empeño del Espíritu Santo de forma incluso más persistente que sus padres, pues sus predecesores habían martirizado a los profetas, y ellos habían traicionado y asesinado al Justo (cf. 3:14; 22:14), el tema de las promesas proféticas.

El mayor grado de resistencia por parte de la audiencia de Esteban es identificado con la negación de Cristo. En suma, la reprensión de Esteban, según Richard J. Dillon, recuerda que:

• Todo Israel, es decir en las generaciones presentes y pasadas, es acusado de resistencia obstinada a la palabra de Dios;
• Dios envió profetas repetidamente para corregir su modo de actuar;
• Ellos rechazaron y persiguieron (y mataron) a los profetas;
• Dios impuso un terrible juicio sobre ellos en forma del fin de los reinos de Israel (2ª Reyes 17: 18) y de Judá (Nehemías 9:27) [Citado en BROWN. Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo]

En el año 70 d.C., Jerusalén fue asolada por el General Tito.
El escritor a los Hebreos también trata sobre las generaciones pasadas de los hijos de Israel desafiando a la autoridad divina de modo abierto y franco. Teniendo como ejemplos negativos, él exhorta a sus lectores: “Hoy, si oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (3:7-8).

En Isaías 63:10 el profeta señala:

Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo Espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.

El verbo “contristar” en hebreo es asabh, y, de acuerdo con Strong, en un mal sentido, significa “contrariar”. Contrariaron al Espíritu por ser rebeldes, por desobedecer la voz del Espíritu Santo que insta a los hombres día y noche. Desobedecer es consecuencia de la resistencia. Génesis 6:3 dice: “Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne…”
Otra Escritura contundente es Lucas 7:30

Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan.

Los intérpretes de la ley “rechazaron”, anularon (atheteo) “el designio divino”, la determinación, la decisión, el decreto, la voluntad (boule) de Dios. Rienecker escribió: “Los líderes frustraron o aniquilaron el designio redentor de Dios para sí mismos y para los demás”. [RIENECKER, Fritz e ROGERS, Cleon. Chave Lingüística do Novo Testamento Grego. São Paulo: Vida Nova, 1995].

La resistencia de ellos fue tan obstinada que afectó a otras personas. Jesús les acusó:

“Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”.    (Mt. 23:13)

Está previsto, dentro del plano soteriológico, la resistencia humana a la gracia divina, pues las personas fueron dotadas por Dios de voluntad y Él no salva en ausencia de la volición humana. Esto parte de una decisión soberana de Dios. El hombre desafía la voluntad divina. Son muchas las referencias bíblicas mostrando la voluntad de Dios siendo desafiada. (Mt 7:21, 12:50, Juan 5:40, 7:7, 1ª Juan. 2:17). Es del encuentro entre la gracia preveniente (esta no doblega la voluntad humana) y el asentimiento humano (arbitrio liberado) que los beneficios de la expiación de Cristo pueden ser aplicados en la vida de una persona. En el caso de que una persona rechace la convicción del Espíritu Santo, Dios no sufre perjuicio, sino la persona. Resistir a la operación de la gracia exalta a Dios, pues Él mismo en su soberanía decidió que fuese posible al hombre resistirlo. Nítidamente, las Escrituras exhiben a Dios manifestando deseos condicional e incondicional. Las referencias siguientes muestran a Dios deseando, pero no siendo correspondido:

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2ª Pedro 3:9
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! Mateo 23:37

El derecho del uso del libre albedrío permanece. Esta es la razón obvia de que no todos son salvos. El hecho es que resistir al Espíritu no niega la omnipotencia de Dios. Hay cosas que Dios no puede hacer, como por ejemplo ir contra su propia naturaleza: Hebreos 6:18 “para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta…”
Este corpus argumentativo presentado hasta aquí, no implica afirmar que el núcleo del arminianismo es el libre albedrío como calumnian los críticos. El arminianismo comienza con la bondad de Dios y termina al afirmar el libre albedrío, ese es el recorrido. Entonces, el libre albedrío no es la piedra angular de la construcción teológica arminiano clásica en oposición al determinismo calvinista. En el capítulo diez volveremos al tema del libre albedrío.

a) Juan 6:44

Pasemos en este instante a una discusión de Juan 6:44, tan usado por los críticos para intentar negar la resistibilidad de la gracia. Juan escribió: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”.
El teólogo calvinista R. C. Sproul está convencido de que la palabra griega traducida por ‘trajere’ debe significar ‘obligar’, ‘arrastrar’. Sin embargo, el vocablo elko puede ser traducido también por ‘atraer’ (Strong), ‘atraer’ y ‘traer’ (Rienecker y Rogers). Para Sproul, el verbo «atraer» denota un acto vigoroso. En nuestra opinión «atraer» en la pluma de Sproul es un eufemismo para ‘violentar’. Una ‘atracción fuerte’ puede ser admitida, sin embargo, una ‘atracción forzosa’ o un ‘arrastre violento’, no lo concebimos, pues los lexicógrafos no nos permiten llegar a ese punto interpretativo. Sproul cita dos referencias donde aparece elko, en el intento de sostener ‘su’ significado preferido. Son ellas:

Santiago 2:6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?
Hechos 16:19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron (arrastraron) al foro, ante las autoridades.

Ambas tratan de acciones del hombre sobre el hombre. En la primera, tenemos la opresión de los ricos sobre los pobres. En la segunda, encontramos a Pablo y Silas siendo conducidos a los magistrados en un clima de extrema violencia. Y cabe esperar del hombre actitudes de violencia contra el hombre. En ese sentido, Sproul es correcto en optar por «arrastrar» como traducción y, por consiguiente, como significado.
Pero en lo que se refiere al texto joanino, a la luz de Zacarías 4: 6 que dice “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”, creemos que significados agresivos no son acordes. Sproul y demás calvinistas están convencidos que Dios coacciona, arrastra forzosamente a los elegidos hasta Cristo y que Juan 6:44 prueba eso. Tal vez la palabra griega más apropiada para denotar lo que se quiere decir como “gracia irresistible” sea suro cuyo significado es ‘arrastrar, tirar’. Elko, como se ha dicho, implica términos más suaves como ‘atraer’ y ‘traer’. Vamos al comentario de Vine:

Este significado menos violento, generalmente presente en elko, pero siempre ausente en suro, se ve en la utilización metafórica de elko, para significar la atracción por el poder interno, por impulso divino (Juan 6:44; Juan 12:32). [VINE, W. E. Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento]

Observe que elko en Juan 6:44 se utiliza de modo metafórico para tratar de una acción de influjo y respuesta, o sea, el Padre influye (atrae) a la persona y ésta, a su vez, responde positiva o negativamente. El poder interior actuante es de atracción y no de arrastre. En esta situación de influjo y respuesta, elko no puede ser tomada con el sentido de suro. Esto, per se, descarta el paralelo propuesto por Sproul con los textos de Santiago y Hechos que tratan con situaciones concretas, físicas, de relaciones humanas cuyos contextos claramente exponen acciones violentas, de fuerza, igual al acto de arrastrar una red. (Juan 21:6, 11).

En Santiago y Hechos cabe la interpretación de elko con el sentido de suro. Gingrich y Danker separan «tirar», «arrastrar» y «atraer» cuando apuntan el significado de elko. “Jelco” y “elko” tirar, desenvainar: Juan 18.10; Hechos 16.19; 21:30; lanzar Juan 21:6,11; arrastrar Santiago 2.6. Atraer Juan 6.44; 12:32. Estos lexicógrafos ven una acción irresistible, forzosa, en Santiago 2:6, pero no en Juan 6:44. Igualmente, hace James Strong:

ἑλκύω, ἕλκω – helkuo, helko, arrastrar (literal o figurado): – tirar. Tirar, arrastrar (Juan 21:6,11; 18:10). En referencia a las personas: arrastrar, traer a la fuerza ante los magistrados (Hechos 16:19, Santiago 2:6) […] De modo metafórico: atraer, inducir a alguien a venir (Juan 6:44, 12:32) [Bíblia de Estudo Palavras-Chave Hebraico e Grego, 2011, p. 2183].

Ahora bien, “inducir a alguien a venir” nunca es “arrastrar a alguien a”. Inducir significa aconsejar, inculcar, instigar a alguien a algún acto. La “atracción” aludida por Juan no es mecánica, no se ejerce sin el consentimiento volitivo del hombre. No es un acto violento, sino amoroso: “Con amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia”. (Jeremías 31:3 – LBLA] “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor” (Oseas 11:4). Entonces, podemos llegar a la conclusión del desamparo lingüístico y lexicógrafo de Sproul. El “texto-prueba” usado por él lo deja mal parado, pues los especialistas arriba hacen naufragar la conexión entre Juan 6:44 y un “arrastre violento”.

Conclusión

Para cerrar este capítulo donde demostramos la creencia del arminianismo clásico en la depravación total y en la gracia resistible, teniendo como fundamento la claridad bíblica sobre el asunto, necesitamos, a esta altura, referir que el arminianismo clásico cree en la gracia irresistible, pero no en el sentido calvinista, por supuesto. En la soteriología arminiana clásica, la gracia es irresistible en dos momentos: la gracia preveniente no puede ser resistida, en el sentido de que nadie puede eximirse de ser blanco de ella. una vez apuntado por la gracia, el hombre tiene su albedrío liberado para recibir o no (resistir o no) a Cristo. Recibiéndolo, la gracia eficaz opera en su vida llevándolo, irresistiblemente, a la regeneración.

De este modo, además de que exaltamos a Dios entendiendo que Él mismo, en Su soberanía y arquitectura salvífica, decidió permitir al hombre resistirlo; lo exaltamos también reconociendo instancias de irresistibilidad de la gracia divina, conforme lo hemos considerado anteriormente. Arminio enfatizaba el papel de la gracia en el orden de la salvación, exaltándola citando a Efesios 2:7: para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Amén.

Autor: Rodrigez, Zwinglio. Libro: Introducción al Arminianismo. Clásico. Cap. 7 – Como este material no se encuentra en español ha sido traducido por Gabriel Edgardo LLugdar para fines didácticos sin fines de lucro..

Una introducción al arminianismo clásico – Capítulo 2 – La vida de Jacobo Arminio

Libro: Una Introducción al Arminianismo Clásico – Capítulo 2

Autor: RODRIGUES, Zwinglio. Es pastor de la Iglesia Bautista Vida, en Vitoria da Conquista, Bahía. Actualmente cursa Maestría en Educación en la Universidad Estatal del Suroeste de Bahía (UESB). Tiene especialización en Metodología de la Enseñanza Superior y Ciencias de la Religión y es formado en Pedagogía y Teología.

Título original: Uma introdução ao Arminianismo Clássico: História, Doutrinas e Fundamentação Bíblica – Maceió: Editora Sal Cultural, 2015

Como este material no se encuentra disponible en español, ha sido traducido por Gabriel Edgardo LLugdar con fines didácticos, para uso interno exclusivamente de Diarios de Avivamientos y Diarios de Avivamientos Pentecostal  – Apto para iglesias de las Asambleas de Dios y Unión de las Asambleas de Dios.

Capítulo 2

Una historiografía de la vida de Jacobo Arminio – Desde su nacimiento, hasta algunos comentarios sobre su supuesto calvinismo –

“Vivió en Holanda un hombre a quien, los que lo conocieron, no pudieron estimarlo suficientemente; y aquellos que no lo estimaron, jamás lo habían conocido lo suficiente.” Pedro Bertius

introducción

¿Quién fue Jacobo Arminio? Para muchos, Arminio fue un hereje, un racionalista, un enemigo de la cruz. Ciertamente él está en el rol de los teólogos más mal comprendidos de la historia de la iglesia. Poco conocido e ignorado. El Dr. Richard Muller, erudito calvinista, se admira: “Es sorprendente, por lo tanto, que Arminio haya recibido tan poca atención positiva por parte de los eruditos”

El acercarnos a la historia y a la teología de Arminio, nos demuestra su importancia para el pensamiento teológico en el siglo XVI. Él fue un gigante en defensa de la teología, soteriología, hamartiología y antropología bíblica. El teólogo y filósofo de la religión, José C. Rodríguez, citando a un escritor del siglo XIX, escribe: “(Arminio) el más importante de los tres grandes teólogos de la Iglesia, Atanasio comprendió a Dios, Agustín comprendió al hombre, Arminio comprendió la relación entre Dios y el hombre”. Para Rodríguez, tal vez el escritor esté exagerando un poco. Ciertamente, para los calvinistas, eso es una exageración sin medida. Pero el hecho, es que la historia de Arminio nos presenta a un teólogo notable.

Algunas razones para las etiquetas impuestas a Arminio, en nuestra opinión son, como ya se ha señalado, el desconocimiento de su historia y la deshonestidad intelectual. Rodríguez comenta sobre algunos calvinistas que acusan a Arminio de enseñar herejías secretamente, después del escrutinio de su teología y de la constatación de que, abiertamente, nada hay de heterodoxa en ella.

En el capítulo anterior comenzamos nuestro trabajo de deconstrucción de las infamias lanzadas sobre Arminio, mostrando cómo su teología es ortodoxa en oposición a la heterodoxia del pelagianismo y el semipelagianismo, tomados de las expresiones de su biografía.

En este capítulo, la intención es hacer un rescate histórico de la vida del teólogo holandés, destacando su infancia marcada por tragedias, su labor académica, su testimonio cristiano, su credibilidad ante poderosos y personas simples, el hecho de haber sido un gran y piadoso pastor, sus refriegas con proponentes del calvinismo rígido, su oposición al infra-lapsarianismo, su estima elevada por las Escrituras, y el profundo respeto de los amigos dedicados.

Nuestra expectativa es que al final de la lectura de este capítulo, una relevante panorámica acerca de la vida de Arminio haya sido presentada.

  1. Arminio: De su nacimiento hasta algunos comentarios sobre su supuesto calvinismo

Jacobo Arminio nació el 10 de octubre de 1560 en la ciudad de Oudewater en el sur de Holanda, al norte de Rotterdam. Ya adulto, como de costumbre entre los estudiantes de su época, latinizó su nombre. Oudewater era un pequeño poblado de una vívida belleza natural, donde habitaba un pueblo amable y agradable. [RODRÍGUEZ, 2013] Cuando Arminio nació, Oudewater estaba bajo el dominio de España y de la Iglesia Católica. Arminio, según Walker, hizo sus estudios primarios en Utrecht (1572) posiblemente en la Escuela San Jerónimo, fundada por los Hermanos de la Vida Común en el siglo XV. [WALKER, 2000]. La historiadora Samira Lancilloti nos presenta la Escuela “Hermanos de la Vida común – comunidad religiosa católica, fundada en 1371 por el ministro neerlandés Gehard Groote (1340-1384)” Esta comunidad, según la autora, ejerció gran influencia sobre la reforma protestante. El profesor calvinista Pedro Y. De Jong acredita a los Hermanos de la Vida común un trabajo de estimado valor junto a la población de los Países Bajos. Él escribió: “La Hermandad de la Vida común, una organización laica dedicada a educar el pueblo y estimular la vida piadosa, condujo a muchos a una más profunda espiritualidad”      [DE JONG, Pedro Y. El Surgimiento de Las Iglesias Reformadas en los Países Bajos].

Es notable la presencia de las características de la Hermandad en Arminio, un hombre sensible, obediente, interesado en la voluntad de Dios y de fuertes y profundas convicciones morales. [RODRÍGUEZ, 2013].

En cuanto a la familia de Arminio, su padre, Hermann Jakobs, era un herrero en la fabricación de armas. Su madre Angélica y sus hermanos, en 1575, fueron asesinados en la masacre de Ouderwater realizada por soldados católicos leales a España [Olson, 2001]. En esa época, su padre, ya había fallecido. [WALKER, 2006]. El señor Hermann falleció antes del nacimiento de Arminio y dejó a su familia en dificultades de diversas órdenes, incluso, financiera. Posiblemente, Arminio pertenecía a una familia de clase media hasta antes de la muerte de su padre y su nacimiento. El Dr. Carl Bangs, considerado el mayor erudito en Arminio, escribió:

Es muy posible que Arminio no venga de una familia desconocida, y quien sabe, sea ésta la razón de haber llamado él la atención de varios bienhechores deseosos de asegurar su acceso a la mejor educación posible.   [RODRÍGUEZ, 2013, p. 18]

Son escasos los datos sobre la infancia de Arminio.

Después de la muerte de su familia, y ahora solo, Arminio quedó bajo el cuidado del benefactor Theodore Aemilius (muerto en 1574), un ex sacerdote católico, alma bondadosa, convertida al Protestantismo. De acuerdo con el historiador Laurence M. Vance, Aemilius entrenó a Arminio en latín, griego y en teología. Aemilius, saliendo de Ouderwater, llevó a Arminio a la ciudad de Utrecht. Fue Aemilius quien matriculó a Arminio en la Escuela de San Jerónimo. Cuando Arminio tenía quince años de edad, su bienhechor y amigo, Aemilius, muere.

Una vez más, solo y sin ayuda para continuar los estudios, Arminio vive esta nueva crisis. Entra entonces en escena Rudolphus Snellius (1547-1613), matemático y poliglota. Snellius se condescendió de Arminio, lo acogió y lo envió para estudiar en la Universidad de Marburg [ SALVADOR, 1957].  En 1575, sus estudios son interrumpidos debido a la masacre de Ouderwater realizada por los españoles. Todos los soldados de la ciudad, y tantos y cuantos estuvieron frente a frente con los españoles, fueron muertos. Arminio, al regresar a su tierra natal, la encuentra desolada, y a su madre y hermanos muertos. Él regresa a Marburg y, posiblemente, estudia en la Universidad por un año. [RODRÍGUEZ, 2013].

El 23 de octubre de 1576, Arminio se convirtió en uno de los primeros alumnos de la recién creada Universidad de Leyden. Esta Universidad fue fundada por Guillermo de Orange el 8 de febrero de 1575. El príncipe Guillermo con sus tropas liberó a la ciudad de Leyden del yugo español, y del dominio de la Iglesia Católica. Uno de los primeros actos del Príncipe fue crear la primera Universidad protestante de Holanda. En Leyden, Arminio estudió con el profesor Johann Kolmann, un opositor del hipercalvinismo [*]. Las primeras disciplinas cursadas fueron matemáticas, lógica, teología y hebreo. Los estudios de Arminio en Leyden se concluyen a los veintidós años de edad, y acabó con matrícula de honor y excelencia.

[*]Híper-calvinismo: Escuela del calvinismo supralapsariano de los cinco puntos, que pondera la soberanía de Dios enfatizando demasiado la voluntad secreta sobre la voluntad revelada, y la eternidad sobre el tiempo. Minimiza la responsabilidad de los pecadores, especialmente con respecto a la negación del uso de la palabra «oferta» en relación a la predicación del evangelio; así, socava el deber universal de los pecadores de creer salvíficamente en el Señor Jesús con la certeza de que Cristo realmente murió por ellos, y alienta la introspección en la búsqueda de cada uno para saber si está dentro de los elegidos o no.     [FERGUNSON, S. B.; WR1GHT, D. F., 2009, p. 505]

Arminio era considerado uno de los jóvenes más prometedores para el ministerio, por lo que la Iglesia Reformada de Amsterdam costeó sus estudios en Leyden y Ginebra. [CHAMPLIN, 2008].

Él fue ordenado en el año 1588, y a los veintinueve años se convirtió en pastor de la iglesia en Ámsterdam, centro de la vida comercial holandesa, después de haber sido invitado por la Corte Eclesiástica de Ámsterdam. Allí ejerció el pastorado por quince años bajo una notoriedad honrosa debida a sus prédicas y dedicación pastoral. [OLSON, 2001; WALKER, 2000].

Sus parroquianos y la magistratura albergaban mucha estima por él. Peter Bertius (1564-1629), pastor de la Iglesia Reformada en Rotterdam, amigo de Arminio, dijo, de acuerdo con Vance, que «tan pronto como él (Arminio) fuese visto en el púlpito, es imposible describir la gracia y el favor extraordinarios que él obtenía de los hombres de todas las clases.” [VANCE, 1999, p. 145].

Mildred Bangs Wynkoop comenta: Era un predicador brillante, dotado exegeta bíblico, cristiano humilde y consagrado. Sus mensajes expositivos le dieron especial celebridad y su oratoria lo hizo popular, atrayendo a muchos oyentes. [WYNKOOP, 2004, p. 51-2]

Narrativas de la época dan cuenta de su notable labor pastoral, pues él revelaba un fuerte espíritu de cuidado, predicaba con poder y sabiduría. Se destacó a tal punto en cuanto a la piedad y al combate al mal, que fue llamado «navaja para herir los errores de la época» y «filete de la verdad». Junto con su familia, se dedicaba al rebaño en medio de los mayores desafíos y peligros. Rodríguez expone la repercusión del pastorado de Arminio:

Pronto se distinguió como pastor y predicador. Como pastor, ganó el amor y la confianza de todos. Como predicador de la Palabra y de la sana doctrina, ganó respeto y admiración del pueblo, comerciantes, estudiantes y profesores. [RODRÍGUEZ, 2013, p. 25]

El esmero pastoral de Arminio puede ser dimensionado por el siguiente caso contado por su biógrafo Caspar Brandt:

Encontrándose en el pastorado, una vez, en un distrito pobre, oyó gemidos débiles, partiendo del interior de una humilde morada. Entró y vio a algunas personas que parecían dominadas por la enfermedad y la sed. Después de socorrerlas, dejó recursos en efectivo con los vecinos para mantenerles asistidos. En este sentido, daba pruebas de buen samaritano. [Citado en SALVADOR, 1957, p. 15.]

A pesar de tantos reconocimientos, no faltó quien se indispusiese con Arminio a causa de sus enseñanzas distintas del calvinismo riguroso. Una de esas personas fue su compañero Petrus Plancius (1552-1622) que «se opuso a Arminio durante todo su pastorado en Ámsterdam y profesorado en Leyden, y continuó atacándolo incluso después de su muerte.” [VANCE, 1999, p. 155].

Ámsterdam fue el escenario de tres de los cuatro grandes embates de Arminio con el calvinismo. La primera fue con Plancius, la segunda con Franciscus Junius (1545-1602) y la tercera con el teólogo anglicano y docente de Cambridge William Perkms (1558-1602). El cuarto embate fue en Leyden con Francisco Gomarus (1563-1641).

La esposa de Arminio se llamaba Elizabeth Reael, hermana de un magistrado en Ámsterdam, y con ella tuvo doce hijos, de los cuales, tres de ellos fallecieron prematuramente. [VANCE, 1999].

Ellos se casaron el 16 de septiembre de 1590. El padre de Elizabeth se llamaba Laurens Jacobs Reael, un hombre de negocios. Con ese matrimonio, Arminio entró al grupo de personas distinguidas y de gran influencia en toda Holanda. Componer este grupo, hizo de Arminio un hombre influyente. Tal condición en ningún momento lo hizo autoritario, arrogante o ambicioso frente al cargo pastoral. Hasta sus críticos lo veían como un hombre dotado de alto nivel moral y espiritual. Hablando de ambición, Arminio abrió su corazón:

Con respecto a la ambición, no la poseo, excepto aquella especie honrosa que me impulsa a este servicio, – a indagar con toda la dedicación en las Sagradas Escrituras por la Verdad Divina, y suavemente y sin contradicción declararla cuando es encontrada, sin prescribirla a nadie, o trabajar para forzar el consentimiento, mucho menos a través de un deseo de «tener dominio sobre la fe de los demás», sino por el propósito de vencer algunas almas para Cristo, para que yo pueda ser un dulce aroma a Él, y pueda obtener una reputación aprobada en la iglesia de los Santos. [VANCE, 1999, p. 155].

Después de pastorear en Ámsterdam, en el año 1603, de acuerdo a los procedimientos legales, Arminio se convierte en profesor en Leyden, cargo no deseado, según Rodríguez, por las siguientes razones:

  • Compromiso con la ciudad y la iglesia de Ámsterdam.
  • El cultivo de la santificación espiritual ya era difícil en el pastorado, y más aún sería con la docencia.
  • La excelente relación con los magistrados de Ámsterdam.
  • La familia era muy importante para él; el salario era bueno y él estaba seguro de que la ciudad cuidaría de sus hijos y esposa después de su muerte.

Él asumió el lugar del Dr. Franciscus Junius (1545-1602). Incluso renuente, Arminio aceptó la función con la certeza de tener a su frente otra oportunidad de servir a Dios y a la causa del Evangelio. Esta cátedra la ocupó hasta su muerte. [WALKER 2006].

Uno de los maestros de Arminio fue Teodoro Beza (1519-1605), sucesor del teólogo francés Juan Calvino (1509-1564) y extremista defensor del predestinismo rígido. Según Walker:

Beza asumió y desarrolló la doctrina de la predestinación de Calvino, dándole una precisión lógica y ordenación sistemática que no se encuentra en el propio Calvino, y la convirtió en el centro del sistema teológico.  [WALKER 2006. p. 633.]

Teodoro Beza era un escritor conocido y actuó como docente en la Universidad de Ginebra de 1559 a 1599. Esta Universidad fue fundada por Calvino para preparar ministros. McGrath dice que la Academia era un instituto para entrenamiento de ministros calvinistas. De todas las partes de Europa jóvenes se dirigían a Ginebra en busca de la oportunidad de ingresar a la Academia. Allí, Arminio se matriculó en la Universidad el 1 de enero de 1582. La gran obra de Beza escrita en tres volúmenes, Tractationes Theologicae (Tratados Teológicos), presenta los principales puntos de la teología reformada a partir de la lógica aristotélica. [MCGRATH, 2007].

Beza tenía a Arminio en alta estima debido a sus talentos intelectuales y a su vida piadosa. Él expresaba abiertamente su admiración por la brillantez de Arminio. Por eso, en una carta, recomendó a Arminio a la iglesia reformada de Ámsterdam. En un trecho él dice:

Dios le dio un apto intelecto tanto en lo que concierne a la apreciación, como en cuanto al discernimiento de las cosas. Si, de ahora en adelante, se rige por la piedad […] inevitablemente este poder intelectual […] producirá los frutos más ricos. [LEEUWEN, STANGLIN, TOLSMA (eds.), 2009, p. 9-16.]

Arminio no aceptaba (¿o dejó de aceptar?) El predestinismo de Beza, y, a contrapelo, inicia su embate contra el calvinismo rígido. Se oponía al predestinismo rígido por falta de cristo-centrismo en el razonamiento en cuanto a la elección. En su esquema de los decretos divinos, Arminio no comienza por la creación, sino por Jesús como siendo el predestinado. Vamos a leer.

El primer decreto absoluto de Dios, concerniente a la salvación del hombre pecador, es que Él decretó designar a su Hijo Jesucristo por Mediador, Redentor, Salvador, Sacerdote y Rey, que puede destruir el pecado por su propia muerte, puede obtener, por su obediencia, la salvación que había sido perdida, y puede comunicarla por su propia virtud.   [ARMINIUS, vol. 1, p. 142].

En su teología de la redención, Arminio tiene a Jesucristo como el punto principal de la predestinación divina. Beza enseñaba ser la gracia dependiente de la elección, mientras que para Arminio la elección sigue a la gracia. Este modo de pensar de Arminio hace de Cristo el fundamento de la elección y niega ser Él meramente la causa de una salvación predeterminada  Para Arminio, el predestinismo de Beza empobrece la obra redentora de Cristo. En ese sentido, Walker explica:

Él (Arminio) enseñaba, en cambio, que Dios primero nombró a Jesucristo como el Redentor y Salvador del pecador, y que los creyentes son predestinados para la salvación solamente en Cristo. El primer y absoluto decreto de Dios, por lo tanto, tuvo sólo a Cristo como su objeto, y la predestinación tiene que ser discutida sólo en ese contexto cristológico. [WALKER, 2006, p, 635].

Dios salva a las personas de manera condicional. Es decir que al recibir a Jesús -el Elegido- las personas son salvas. Quien lo rechaza, está condenado (en el capítulo seis retomaremos ese asunto extendiendo la comprensión arminiana clásica sobre la doctrina de la elección). Teniendo a Beza como maestro, la educación teológica de Arminio en Ginebra fue calvinista. Aquí surge la pregunta: ¿Arminio era calvinista en algún sentido?

Vance presenta un fragmento de una carta de Arminio en la que dice haber cambiado de concepciones. Vamos a leer.

Yo no me avergüenzo de haber abandonado algunas opiniones que habían sido inculcadas por mis propios maestros, ya que me parece que puedo probar por los argumentos más convincentes, que tal cambio ocurrió para mejor. [VANCE, 1999, p. 155].

¿Una de esas «opiniones» sería el predestinismo de su maestro Beza? Para Walker, Arminio «discrepó (de Beza) desde el principio«. [WALKER, 2006, p. 634]

De acuerdo con Robert E. Picirilli, [PICIRILLI, Robert E. Arminius y la Revuelta contra el Calvinismo] Carl Bangs decía estar convencido de que Arminio nunca había suscrito la formulación de Beza de la doctrina de la predestinación. Bangs dijo: «no hay evidencia clara de que Arminio haya aceptado la doctrina de la predestinación de Beza.” [Citado en RODRÍGUEZ, 2013, p. 220.]

El reverendo Frederick Calder (1808-1851), escritor de Memoirs of Simon Episcopius [Memorias de Simón Episcopius], narra que algunos calvinistas sublapsarios (infralapsarianos) publicaron un trabajo llamado Responsio ad argumenta quamam Beza el Calvini ex Tractatu de Predestination [Respuesta a los Argumentos de Beza y Calvino sobre la Predestinación], donde ellos cuestionaban la doctrina de la predestinación de Calvino y Beza. Este documento llegó a manos de Martinus Lydius (1539-1601), ex pastor en Ámsterdam, que encomendó a Arminio la tarea de refutar a los infralapsarianos. Vance presenta los nombres de los ministros de Delft a ser refutados: Arent Comeliszoon (1547-1605) y Reynier Donteklok (c.1545-c1611). Calder continúa:

Para ejecutar esta tarea, Arminio era el más preparado, pues él regresaba recientemente de Ginebra, donde había asimilado totalmente las enseñanzas de su antiguo maestro Beza. [CALDER, 1838, p. 22].

Se atribuye a esta incursión el giro teológico de Arminio.

Otra posibilidad, según González, tiene que ver con el intento de refutar a Dirkc Koomhert (1522-1590), humanista y Secretario de Estado Holandés, cuestionador de la doctrina de la predestinación de los calvinistas rígidos, a quien Arminio intentó rebatir, pero luego sucumbió a la exactitud de algunos puntos defendidos por Koomhert. Esta historia popular, según Carl Bangs es una leyenda o, en el mejor de los casos, como de difícil verificación. [OLSON, 2013].

Bangs, al llamar de leyenda esta historia, y luego llamarla hipótesis de difícil verificación, no entierra, obviamente, la explicación que involucra a Koomheert. Pero, Wynkoop la tiene como verídica. Al menos de acuerdo con el siguiente extracto:

En 1589, un laico instruido, Koornheert, de Holanda, levantó una tormenta en los círculos teológicos por sus disertaciones y escritos en refutación de la teoría supralapsariana de los decretos divinos. Es significativo que el tremendo descontento generado con la posición de Calvino y Beza, haya llevado a un laico a hacer tal cosa. Koornheert argumentaba que, si fuera como Beza argumentaba, Dios causaría el pecado; entonces, en realidad, Él es su autor. La Biblia no enseña tal monstruosidad. Koomheert atraía un número cada vez mayor de oyentes y como polemizaba de forma tan brillante, se llegó a temer que su pensamiento solapara la estructura total del calvinismo, e incluso la estabilidad política de los Países Bajos. Parece que ningún ministro era capaz de refutarlo y, por eso, Arminio fue encargado de esta tarea. [WYNKOOP, 2004, p. 50].

Para Wynkoop, Arminio, al estudiar la Epístola a los Romanos para refutar a Koomheert, se convenció sobre el hecho de que la doctrina de la predestinación de Beza estaba equivocada y, por eso, «jamás se realizó la refutación de la ‘herejía’ de Koomheert” [WYNKOOP, 2004, p. 53].

Por último, tal vez el cambio de paradigma haya ocurrido a causa de los incansables estudios de Arminio. Rodríguez admite una transición metodológica y teológica cuando el enfrentamiento con Beza se desarrollaba. Como telón de fondo de esta transición, están los estudios de la Biblia, de la doctrina de la gracia y de los padres de la iglesia.

Bien, ante este abanico de posibilidades, quizá sea más prudente admitir que los cambios consensuados por Arminio, están envueltos en ausencia de evidencias históricas que puedan aclarar cuáles fueron. Además, solamente por haber estudiado bajo la docencia de Beza no nos lleva a la conclusión de la adhesión al sistema soteriológico de su profesor. Sin embargo, tres fuentes consultadas para la compilación de este trabajo dicen que Arminio fue un calvinista.

La primera fuente destacada presenta una afirmación del erudito Carl Bangs, una de las referencias más confiables del siglo XX en materia de Arminio y arminianismo según Olson. Citando la disertación Arminius and Reformed Theology (Arminio y la Teología Reformada) del Dr. Bangs, J. Matthew Pinson en su artículo ¡Que el Verdadero Arminius se presente! escribe:

Es evidente que tales relatos de Arminius presuponen una definición del arminianismo que no puede derivarse del propio Arminius. Esto significa que los autores comienzan con pre-concepciones de lo que se espera que Arminius debiera decir y después cuando buscan en sus obras publicadas no encuentran exactamente aquello que buscan. Demuestran impaciencia y decepción con su calvinismo y luego cambian su investigación para algún período posterior cuando el arminianismo pasa a ser lo que están buscando: un sistema no calvinista, sinérgico y tal vez semipelagiano. [PINSON, J. Matthew. ¡Que el verdadero Arminius se presente! Un estudio de la teología de Jacobus Arminius a la luz de sus intérpretes. 2003, p. 2.]

Observe la parte en negrita. Arminio tenía «su calvinismo«. Ahora bien, si tenía un calvinismo, era calvinista.

Pasemos la palabra a González, nuestra segunda fuente:

Él [Arminio] fue un calvinista convencido, y permaneció como tal toda su vida (énfasis nuestro), aunque en muchos de los puntos debatidos, él obviamente y conscientemente se alejó de las enseñanzas de Calvino.  [GONZALEZ, 2004, vol. 3, p. 283].

Arminio fue un calvinista convencido dice el historiador. En otro trabajo, González aún dice: «[…] Jacobo Arminio, calvinista de buena calidad […]» [GONZALEZ, 2001, p. 115]. Y «En casi todo lo demás, Arminio continuaba calvinista […].”[GONZALEZ, 2001, p. 115]. Y, aún más, esta vez citado por Rodríguez: «Arminio y los remonstrantes habían sido considerados calvinistas tanto por católicos como por luteranos. [Citado en RODRÍGUEZ, 2013, p. 264].

Leamos a Wynkoop: «Arminio vivió y murió como calvinista” [WYNKOOP, 2004, p. 67].

Aquí Arminio nunca dejó de ser un calvinista. Bueno, las fuentes son objetivas: Arminio fue un calvinista. Pero, a la verdad, esas fuentes no muestran por qué consideran a Arminio un calvinista. Rodríguez entrelaza un comentario:

Años después de la muerte de Arminio, algunos calvinistas decían en Ámsterdam que éste había perdido la verdadera fe calvinista. Arminio puede dar pruebas de que todas esas acusaciones eran falsas. [RODRÍGUEZ, 2013, p. 24].

El autor toma la acusación de abandono de la fe calvinista por parte de Arminio como otra mentira de sus detractores. Tal vez Arminio sea considerado un calvinista porque suscribía el Catecismo de Heildelberg (1563) y la Confesión Belga (1561) – (El Catecismo y la Confesión son los símbolos de fe de las Iglesias Reformadas holandesas y belga)-

«Confiadamente declaro, que nunca he enseñado nada que se oponga a la Confesión de Fe Holandesa, o al Catecismo de Heildelberg». Señaló Arminio [ARMINIUS, vol. 2, p. 324].

O tal vez por haber recomendado la lectura de los comentarios de Calvino y el consentimiento a las doctrinas allí presentadas: «Yo les aconsejo a leer los comentarios de Calvino […]. O bien, porque, según Olson, él había tenido una educación calvinista.

Concordamos que todo esto es bastante nebuloso. Pero ahí están las impresiones o confesiones de estudiosos destacados.

Pertinente a esta discusión, es entender el contexto teológico de donde Arminio emerge. Él no surge en un vacío intelectual, pero sí de una coyuntura donde diversas corrientes teológicas y filosóficas se enseñaban a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Y Arminio no era indiferente a ellas. En este contexto plural influenció al pensamiento de Arminio, según Rodríguez: el escolasticismo protestante, la filosofía tomista (Tomás de Aquino), el profesor de lógica y filosofía de la Universidad de Padua, Giacomo Zabarella (1533-1589), la metafísica de Francisco Suarez (1533-1589) (1535-1617) teólogo y filósofo jesuita; y Luís de Molina (1535-1600) jesuita y teólogo español, de quien originó la teoría molinista, conocida también como «conocimiento medio.» [*]

[*]Conocimiento medio, a «grosso modo, es el conocimiento de Dios de lo que cada criatura libre, que pudiese crear, haría en cada circunstancia posible en la cual ella fuera colocada. El conocimiento medio de Dios de los actos libres futuros no determina, pero ciertamente reposa sobre lo que aquellas elecciones serán.” [MORELAND; CRAIG. 2005. p. 351].

En lo que concierne a esa última información de Rodríguez, la influencia de Molina sobre Arminio es puesta en duda por Olson. Cualquier aproximación de Arminio a la teoría de Molina no duró mucho, pues Arminio habría notado incongruencias entre el molinismo y la doctrina del libre albedrío libertario.

Como ha sido posible notar, son muchas las influencias de Arminio. Richard Muller acaba por definirlo así:

«Tal vez, Arminio pueda ser clasificado mejor como un pensador ecléctico con un enfoque centro-tomista.» [Citado en RODRÍGUEZ, 2013, p. 14.] Rodríguez también llama a Arminio de ecléctico.  [El eclecticismo es un enfoque conceptual que no se sostiene rígidamente a un paradigma o un conjunto de supuestos, sino que se basa en múltiples teorías, estilos, ideas para obtener información complementaria de un tema, o aplica diferentes teorías en casos particulares].

Calvinista o no, Arminio siempre se consideró reformado en un sentido más amplio y eso es más importante, pues conecta su pensamiento teológico a la Reforma Protestante. Olson, recurriendo al trabajo Arminius: A Study in the Dutch Reformation (Arminio: Un Estudio de la Reforma Holandesa), de Carl Bangs, dice que «Arminio siempre se consideró reformado, en la línea de los grandes reformadores suizos y franceses Zwinglio, Calvino y Bucer” [OLSON, 2013, p. 61].

Walker comenta:

Él (Arminio) ha sido descrito a menudo como humanista o racionalista, pero es mucho mejor verlo como encontrándose en la tradición de los reformadores protestantes holandeses autóctonos, que poco o nada debían al calvinismo ginebrino” [WALKER, 2006, p. 633].

Rodríguez también vincula a Arminio con la tradición reformada: «Arminio está definitivamente en la tradición reformada en cuanto al contenido esencial de su teología”.   [RODRÍGUEZ, 2013, p. 40].

Pinson lo clasifica como «consistentemente reformado» [PINSON, J. Matthew. ¡Que o Verdadeiro Arminius Se Apresente! 2003, p. 7.]

Trabajar el concepto de «reformado» sería el ideal en este momento. Sin embargo, no forma parte de nuestro alcance, pues el asunto es amplio, complejo y el espacio aquí insuficiente. Sin embargo, debido a la insistencia de negar a Arminio y, por consiguiente, al arminianismo clásico, un espacio en la «taxonomía de los tipos protestantes»[OLSON, 2013]. Enumeramos algunos puntos recogidos por Olson que pueden legitimar la inclusión del «arminianismo dentro de la amplia categoría de la familia reformada de la fe » [OLSON, 2013].

  • Los orígenes y los temas comunes son abundantes;
  • Los énfasis compartidos son más numerosos de lo que la mayoría de las personas piensan;
  • Muchos teólogos reformados moderados ahora reconocen al arminianismo y la teología reformada como íntimamente ligados;
  • Arminio no se opuso a todo en el calvinismo o teología reformada, mas intentaba enfatizar puntos comunes;
  • Arminio y su teología representan una variedad del pensamiento reformado, incluso fuera del grupo dominante.

Los estudiosos como Vance no sólo ponen a Arminio entre los teólogos reformados, sino que lo declara como ortodoxo: «Arminius merece ser clasificado como un teólogo holandés reformado ortodoxo.» [VANCE, 1999, p. 151]. El lector debe estar recordando que anteriormente hicimos una breve defensa de esa ortodoxia.

conclusión

La vida de Arminio fue intensa, en todos los sentidos, como fue posible notar. Ya en esta primera parte historiográfica de su vida, una figura cautivante y con incuestionables marcas de piedad, en el mejor estilo bíblico, nos fue presentada.

En el próximo capítulo continuaremos nuestra historiografía sobre la vida apasionante de Arminio.

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Jacobo Arminio - Una introduccion al arminianismo clasico