El Libro de los Jubileos es una de las más importantes obras pseudoepigráficas del Antiguo Testamento, tanto por su extensión relativa como por su coherente contenido.
Aclaración: «pseudoepigráficas» son aquellas obras falsamente firmadas, o falsamente atribuidas, a nombre de alguien más famoso o con más autoridad que quien las escribe. En este caso el libro de Jubileos es atribuido por su autor (o autores) a Moisés.
«El Libro de los Jubileos recoge solo la historia desde la creación hasta el paso del mar Rojo: ello supone reescribir casi todo lo que cuenta el libro del Génesis a este respecto, pero desde otra perspectiva, con interesantes adiciones y sobre todo reveladoras omisiones. Por eso se denomina también a este libro «Pequeño Génesis». Copias de él se han encontrado entre los manuscritos del mar Muerto.
Lo peculiar de esta revelación es que ordena la primitiva historia del mundo y de los antepasados de Israel siguiendo un esquema en torno al número siete: una semana, semana de semanas, semanas de años o «jubileos». La razón de fondo para tal proceder es la exposición de un judaísmo ordenado en torno al descanso del sábado cada siete días, y en torno al siete como número sagrado.
El autor -desconocido- es un judío muy observante, con muy poco afecto hacia los paganos, y que pretende exhortar a su comunidad a una observancia a ultranza de la ley de Moisés so pena de encontrarse con castigos divinos terribles.
Cuando en la ficción el autor escribe sobre lo que ocurrirá en el futuro, se traslucen alusiones a los reyes macabeos, en concreto a Juan Hircano (hacia el 110 a.C.), de lo que se deduce que tiene que haberse compuesto al menos después de esos años. Por ello, los comentaristas están de acuerdo en señalar para su composición el final del siglo II a.C.
El Libro de los jubileos se ha conservado solo en la Iglesia etíope, aunque su lengua original es sin duda, el hebreo. Su autor tiene una mentalidad muy afín a la de los esenios, sin que podamos afirmar con seguridad si pertenecía o no a la secta [Entre los manuscritos del Mar Muerto se han encontrado catorce fragmentos hebreos de varias copias de Jubileos]. En resumen, pues, el autor de Jubileos es probablemente un sacerdote, anónimo, con un ideario básicamente esenio, pero que no forma parte estrictamente de esa comunidad, por ser un «protoesenio» [Es decir, un individuo que participaría en grado sumo de esa mentalidad religiosa que habría de producir el cisma esenio, pero situado cronológicamente antes de la separación.]
El género literario de Jubileos es claramente el de los midrasim (interpretación de la Escritura). El autor reescribe y reinterpreta Génesis y Éxodo más algunas leyes de Levítico y Números.» [Apócrifos del A.T. Volumen II. DIEZ MACHO, Alejandro. Ed. Cristiandad]
Sobre las primeras esposas de los primeros hombres
Mientras Génesis no nos dice nada sobre las primeras esposas:
Génesis 4:17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc;
Génesis 4:26 También Set tuvo un hijo, que se llamó Enós, el primero que invocó el nombre del Señor.
Jubileos afirma que Caín y Set se casaron con sus hermanas:
Jubileos 4:9 Caín tomó por mujer a su hermana Awan, que le parió a Henoc al final del cuarto jubileo.
Jubileos 4:11 En el quinto septenario del quinto jubileo tomó Set a su hermana Azura como mujer, y en el cuarto le parió a Enós.
Sobre Enoc (Henoc)
Génesis 5:22 Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
Jubileos 4:16 …Jared tomó por esposa a una mujer llamada Baraca, hija de Rasuel, prima suya, quien le parió un hijo en el quinto septenario, en el año cuarto, del jubileo, al que puso de nombre Henoc. 17 Este fue el primero del género humano nacido sobre la tierra que aprendió la escritura, la doctrina y la sabiduría, y escribió en un libro las señales del cielo, según el orden de sus meses, para que conocieran los hombres las estaciones de los años, según su orden, por sus meses. 18 El fue el primero que escribió una revelación y dio testimonio al género humano en la estirpe terrenal… 19 Vio en visión nocturna, en sueño, lo acontecido y lo que sucederá, y qué ocurrirá al género humano en sus generaciones hasta el día del juicio. Vio y conoció todo, y escribió su testimonio, dejándolo como tal sobre la tierra para todo el género humano y sus generaciones.
Se refiere al Libro de Henoc (o Enoc según las traducciones), del cual el nuevo Testamento recibirá alguna influencia. Recordemos que Judas lo cita casi textualmente:
Judas 1:14 También respecto a estos profetizó Enoc, séptimo desde Adam, diciendo: ¡He aquí, vino el Señor con sus santas miríadas, 15 para ejecutar juicio sobre todos, y probar la culpa a todos los impíos de todas las obras impías que hicieron impíamente, y de todas las injurias que hablaron contra Él los pecadores impíos!
1 de Henoc 1:9 He aquí que llegará con miríadas de santos para hacer justicia, destruir a los impíos y contender con todos los mortales por cuanto hicieron y cometieron contra él los pecadores e impíos.
Sobre los ángeles y los gigantes
Sobre los ángeles que prevaricaron con las hijas de los hombres [los «vigilantes» o «custodios», son los que bajaron a la tierra para enseñar a los humanos «leyes y justicia»]
Jubileos 4:15b …pues en sus días bajaron los ángeles del Señor a la tierra, los llamados «custodios», a enseñar al género humano a hacer leyes y justicia sobre la tierra.
Jubileos 4:22 [Henoc] Exhortó a los «custodios» que habían prevaricado con las hijas de los hombres, pues habían comenzado a unirse con las hijas de la tierra, cometiendo abominación, y dio testimonio contra todos ellos.
Génesis 6:1 Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, 2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas… 4 Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
1 Henoc 6:1 En aquellos días, cuando se multiplicaron los hijos de los hombres, sucedió que les nacieron hijas bellas y hermosas. 2 Las vieron los ángeles, los hijos de los cielos, las desearon y se dijeron: -Ea, escojámonos de entre los humanos y engendremos hijos… 7:1 Estos y todos los demás, en el año 1170 del mundo, tomaron para sí mujeres y comenzaron a mancharse con ellas hasta el momento del cataclismo. Estas les alumbraron tres razas. La primera, la de los enormes gigantes. 2 Estos engendraron a los Nefalim, y a éstos les nacieron los Eliud. Aumentaron en número, manteniendo el mismo tamaño y aprendieron ellos mismos y enseñaron a sus mujeres hechizos y encantamientos. [Versión griega]
Jubileos 5:1 Cuando los hijos de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra y tuvieron hijas, vieron los ángeles del Señor, en un año de este jubileo, que eran hermosas de aspecto. Tomaron por mujeres a las que eligieron entre ellas, y les parieron hijos, que fueron los gigantes… 5. Sólo Noé halló gracia ante los ojos del Señor. 6 Se enojó sobremanera con los ángeles que había enviado a la tierra, despojándolos de todo su poder, y nos ordenó atarlos en los abismos de la tierra, donde están presos y abandonados.
Comparar esto último con 2 Pedro 2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.
Jubileos 7:21 -Por estas tres causas ha ocurrido el diluvio sobre la tierra, por la fornicación que cometieron los custodios con las hijas de los hombres, contra lo que se les había ordenado. Tomaron por mujeres a cuantas escogieron entre ellas, cometiendo la primera impureza, 22 y tuvieron hijos gigantes, todos ellos descomunales, que se devoraban unos a otros: un titán mataba a un gigante, un gigante mataba a un jayán, éste al género humano, y los hombres, unos a otros. 23 Todos pasaron a cometer iniquidad y derramar mucha sangre, llenándose la tierra de maldad. 24 Luego pecaron con todas las bestias, aves, reptiles y sabandijas, derramándose mucha sangre sobre la tierra, pues el pensamiento y la voluntad de los hombres concebían error y maldad constantemente.
Sobre el origen de los demonios, los nefilim (gigantes hijos de ángeles y humanos)
Jubileos 10:1 … comenzaron los demonios impuros a seducir a los nietos de Noé, haciéndolos enloquecer y perderse. 2 Se llegaron los hijos a su padre, Noé, y le hablaron de los demonios que seducían, extraviaban y mataban a sus nietos. 3 Oró así Noé ante el Señor, su Dios: … 5 tú sabes cómo obraron en mis días tus custodios, padres de estos espíritus. A estos espíritus que están ahora en vida enciérralos también y sujétalos en lugar de suplicio; no destruyan a los hijos de tu siervo, Dios mío, pues son perversos y para destruir fueron creados… 7 Entonces el Señor, nuestro Dios, nos ordenó apresar a todos. 8 Pero llegó Mastema (Satanás), príncipe de los espíritus, y dijo: -Señor Creador, déjame algunos de ellos que me obedezcan y hagan cuanto les mande, pues si no me quedan algunos de ellos no podré ejercer la autoridad que quiera en los hijos de los hombres, pues dignos son de destrucción y ruina, a mi arbitrio, ya que es grande su maldad. 9 Ordenó Dios entonces que quedara con Mastema una décima parte, y que las otras nueve descendieran al lugar de suplicio. 10 A uno de nosotros dijo que enseñáramos a Noé toda su medicina, pues sabía que no se conducirían rectamente ni procurarían justicia. 11 Obramos según su palabra: a todos los malos que hacían daño los encarcelamos en el lugar de suplicio, pero dejamos a una décima parte para que sirvieran a Satanás sobre la tierra.
Henoc 15 1 Me dirigió la palabra y me dijo con su voz: -Escucha; no temas, Henoc, varón y escriba justo, acércate aquí y escucha mi voz. 2 Ve y di a los vigilantes celestiales que te han enviado a rogar por ellos: Vosotros debierais haber rogado por los hombres; no los hombres por vosotros. 3 ¿Por qué habéis dejado el cielo alto, santo y eterno, habéis yacido con mujeres, cometido torpezas con las hijas de los hombres y tomado esposas, actuando como los hijos de la tierra, y engendrado hijos gigantes? 4 Vosotros, santos espirituales, vivos con vida eterna, os habéis hecho impuros con la sangre de las mujeres, en sangre mortal habéis engendrado, sangre humana habéis deseado, produciendo carne y sangre como hacen los que son mortales y perecederos. 5 Por eso les di mujeres, para que en ellas planten (sus semillas) y les nazcan hijos de ellas, para que así no falte criatura sobre la tierra. 6 Vosotros, por el contrario, erais al principio espirituales, vivos con vida eterna, Inmortales por todas las generaciones del universo. 7 Por eso no os di mujeres, pues los (seres) espirituales del cielo tienen en él su morada. 8 Ahora, los gigantes nacidos de los espíritus y de la carne serán llamados malos espíritus en la tierra y sobre ella tendrán su morada. 9 Malos espíritus han salido de su carne, porque de arriba fueron creados y de santos vigilantes fue su principio y su primer fundamento. Mal espíritu serán sobre la tierra, y malos espíritus serán llamados. 10 Los espíritus de los cielos en el cielo tendrán su morada, y los espíritus de la tierra, que han nacido sobre la tierra, en ella tendrán su morada. 11 Los espíritus de los gigantes, los nefilim, oprimen, corrompen, atacan, pelean, destrozan la tierra y traen pesar; nada de lo que comen les basta, ni cuando tienen sed quedan ahítos. 12 Y se alzan esos espíritus contra los hijos de los hombres y sobre las mujeres, pues de ellos salieron.
Las prisiones de oscuridad de los ángeles caídos
2 Pedro 2:4 Dios no perdonó a los ángeles que pecaron; al contrario, los precipitó en las tenebrosas cárceles del infierno, guardándolos para el juicio. [Nueva Biblia Española]
Judas 1:6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día;
Henoc 21 Continué mi recorrido hasta el caos, 2 y vi algo terrible: vi que ni había cielo arriba ni la tierra estaba asentada, sino (que era) un lugar desierto, informe y terrible. 3 Allí vi siete estrellas del cielo atadas juntas en aquel lugar, como grandes montes, ardiendo en fuego. Entonces pregunté: . -¿Por qué pecado han sido atadas y por qué han sido echadas ahí? 5 Respondió Uriel, uno de los santos ángeles, que iba conmigo guiándome: -Henoc, ¿por quién preguntas y por quién averiguas e inquieres fatigándote? 6 Estas son aquellas estrellas que transgredieron la orden de Dios Altísimo y fueron atadas aquí hasta que se cumpla la miríada eterna, el número de los días de su culpa. 7 y de allí fui a otro lugar, aún más terrible que aquél, y vi algo horrendo: un gran fuego que ardía y llameaba, pues en aquel lugar había una hendidura (que llegaba) hasta el abismo, lleno de grandes columnas ígneas, descendentes, cuya magnitud y grosor no pude ver ni conjeturar. 8 Entonces exclamé: -¡Qué horrible es este lugar y qué angustioso de mirar! 9 Entonces me contestó Uriel, uno de los santos ángeles, que estaba conmigo. Me dijo así: -Henoc, ¿por qué ese temor tuyo y turbación tan grandes? ( Respondí): -A causa de este terrible lugar y a la vista de este horror. 10 Añadió: -Este lugar es la cárcel de los ángeles, y aquí serán retenidos hasta la eternidad.
En el período intertestamentario hay una evolución en el concepto sobre ángeles caídos y demonios, por ello es notable el salto que se da entre el A.T y el N.T. acerca de este tema. Mientras en el A.T. el ámbito de los demonios estaba en directa (y casi exclusiva) relación con la idolatría pagana; en el N.T. los demonios aparecen, no ya poseyendo ídolos o imágenes para recibir sacrificios, sino poseyendo directamente a las personas (endemoniados).
Sin duda, aquellas personas que oyeron y vieron el actuar y enseñar de Jesús sobre los demonios, tenían un cierto conocimiento de este tema (sabían lo que era un endemoniado, un exorcismo o una influencia diabólica); conocimiento que no fue tomado tanto del A.T. sino en buena medida de la literatura extracanónica que circulaba en aquella época (sobre todo de la literatura apocalíptica que prolifera en el S. II a.C. aproximadamente). Entre esa literatura popular se encontraban el libro de Los Jubileos y el libro de Henoc, que como hemos visto, tratan sobre el origen, acción y final de los ángeles caídos y demonios, temas que los autores de los evangelios no tratan de explicar, (no explican el origen de los demonios, si son ángeles caídos o los espíritus de los gigantes, y en cuanto al exorcismo era desconocido en el A.T.) lo dan como tema sabido entre sus lectores. Como hemos visto, en la literatura apócrifa de entonces, el tema estaba bastante claro, coincidiendo entre ellos acerca del origen de los demonios.
Artículo y recopilación de textos: Gabriel Edgardo LLugdar para Diarios de Avivamientos 2019 – Fuentes: Apócrifos del A.T. Volumen II y IV. DIEZ MACHO, Alejandro. Ediciones Cristiandad – Los Apocalipsis, 45 textos apocalípticos apócrifos judíos, cristianos y gnósticos. Antonio Piñero. EDAF.